miércoles, 18 de julio de 2012

El corazón de las tinieblas


Escrito por un hombre- Joseph Conrad-  que, “antes del Congo (…) era sólo un animal”, El corazón de las tinieblas nos cuenta la travesía que Marlow, capitán de un vaporcito de una compañía europea dedicada al tráfico de marfil, debe realizar en busca de Kurtz, uno de los agentes de la compañía.

La trama es sencilla, pero lo que en realidad nos está contando Conrad, es el viaje de un hombre hacia el corazón de la selva, hacia el mismo corazón de las tinieblas, hacia el primitivismo de lo humano que se identifica con el remontar el río Congo a contracorriente. La novela trata del enfrentamiento entre dos mundos completamente diferentes, y la degradación moral y física que este encuentro supone, pero ante todo es la búsqueda de un destino identificado mediante el carácter simbólico del personaje que guía la novela: Kurtz.

Como ya ocurre en Apocalypse Now, la obra de Coppola basada en El corazón de las tinieblas, la figura de Kurtz recorre toda la novela aunque sólo aparezca en las últimas páginas. Es una imagen que se va agrandando y mitificando en la mente de Marlow, una presencia misteriosa idolatrada por todos aquellos que tienen contacto con él, ya sean nativos o europeos. La descripción que Conrad hace de Kurtz la primera vez que Marlow lo ve, es uno de los momentos álgidos del libro:

“Era como si una imagen animada de la muerte, tallada en viejo marfil, hubiese agitado la mano amenazadora ante una multitud inmóvil de hombres hechos de oscuro y brillante bronce”

En este gráfico párrafo Conrad aúna las cualidades morales y físicas de un hombre superior a los demás, de un líder nato que quizás haya enloquecido por el contacto con el corazón de las tinieblas, un hombre incapaz de regresar cuerdo de las tinieblas de su corazón.  Un alma loca que luchaba contra sí misma, una voz, “y qué voz”, creadora de conciencias que se asoma al abismo y nos devuelve esa parte fundamental del ser humano antes de morir:
“¡Ah, el horror! ¡El horror!"

…Y es que, el corazón de las tinieblas no está en las profundidades de la selva ni en el remontar de un río, sino que viaja dentro de cada un@ de nosotr@s.

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