sábado, 6 de octubre de 2012

Una mochila para el universo


 Elsa Punset  nos propone una “pequeña guía de rutas variadas” para transitar por la geografía de las emociones humanas, y pese a que pretende no ser un libro de autoayuda al uso, la autora cae en una serie de lugares comunes como qué hacer para ser más feliz, o el típico “sonríe aunque no tengas ganas, porque eso te alegrará”. Pero si algo positivo nos puede aportar este libro es el concepto clave de la ética humeana: la EMPATÍA como base de todas nuestras relaciones. Y es que, ponerse en el lugar de l@s demás, es esencial para conseguir que el mundo, y nosotr@s mism@s, sea un  lugar un poquito más suave.

Lo bueno del libro es que nos regala algunas pequeñas cosas a veces olvidadas:

Vivir obsesionado por el pasado o por la previsión de futuro es típico del cerebro adulto, pero disfrutar de los pequeños placeres del presente es lo que aportará más felicidad a nuestra vida: disfrutemos de los pequeños actos cotidianos que nos llenan de felicidad, como ver abrir los ojos a la persona amada y regalarla una sonrisa de buenos días :)

Terminamos creyendo que el disfrute está reñido con el deber y con la supervivencia, y deberíamos considerar que el primer deber es vivir. Y, además, vivir el presente, haciendo que nuestros pensamientos y nuestras acciones coincidan, poniendo los cinco sentidos en cada actividad del día a día para vivirla plenamente, decidiendo qué sentimientos y qué palabras positivas otorgamos a cada actividad que realizamos. No es casual que con la edad las personas seamos más felices, pues aceptamos fortalezas y debilidades, liberándonos de la ansiedad y frustración de la adolescencia o la juventud  (¿quién no ha tenido 15 años?... ¿y quién quiere volver a tenerlos? XDDD)

No somos lo que decimos, somos lo que hacemos (y reconocer esta sencilla verdad nos hará disfrutar mucho más de la vida, pues sólo pasamos por aquí una vez… ¿o no?). Y algo más importante: la gente olvida lo que dices, la gente olvida lo que haces, pero nunca olvida cómo la haces sentir. Las emociones se contagian como un virus, así es que, ¿por qué no transmitir alegría a l@s demás? ¡Huye de la gente con malas vibraciones!

Todo lo vemos a nuestra medida, y desde nuestra perspectiva, por eso, no debemos negar nuestras emociones, sino aprender a gestionarlas. Y una buena forma de buscar la medida ante cualquier conflicto es preguntarse lo siguiente: ¿importará dentro de 5 años?

Para una correcta gestión de las emociones, la autora nos propone adquirir una “perspectiva positiva”: concentrarse tozudamente en lo bueno (porque la felicidad o el optimismo no nos vienen dado, sino que son cosas que debemos ejercitar – como una barriga plana- y que, por tanto, cuestan trabajo ;)  Es el esfuerzo por vivir una vida ilusionante frente a la resignación, un bulli bulli (¿estoy aprendiendo cosas nuevas, cambio a mejor, contribuyo a mejorar la vida de los otros?) frente a un “voy tirando” ;)

Y, para finalizar, unas cuantas frases que no quiero olvidar:

S       Sé creativ@ y reinvéntate: si todo fluye, ¿por qué nosotr@s nos estancamos? ;p

-          Arriesgarse implica la posibilidad de fracasar, y el fracaso no debería verse como algo negativo, pues del   fracaso aprendemos.

-          L@s niñ@s ríen una media de 300 veces al día, frente a las 17 de las personas adultas… ¡el horror, el horror! XDDD

Envejecemos cuando dejamos de amar y de sentir curiosidad

-          Niente senza gioia (¡Nada sin alegría!) =)
-           

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